Título original: Life on Mars series 1
Año: 2006
País: Reino Unido
Cadena original: BBC
Con: John Simm, Philip Glenister, Liz White, Dean Andrews, Marshall Lancaster.
Reseña: Hugo C
Las series de TV británicas son diferentes a sus homólogas estadounidenses. Una temporada americana consta de unos 22-24 episodios –13 episodios si se trata de un reemplazo a mitad de año–, mientras que lo normal para los británicos es una temporada de media docena de episodios por año. Hay excepciones, como por ejemplo, Doctor Who, que tiene temporadas de 13 o incluso 14 episodios anuales, pero lo normal suelen ser 6 episodios al año. En ese sentido, Life on Mars vendría a ser una anomalía, con sus dos temporadas de ocho episodios cada una. Lo importante es que recordemos que no se trata de una miniserie sino de una serie en toda regla.
El protagonista es Sam Tyler, un DCI (detective inspector jefe) de la policía de Manchester que está tras la pista de un peligroso asesino serial. Cuando el sospechoso más reciente prueba su coartada, Sam decide buscar nuevas pistas pero su novia, Maya, que es una de los detectives bajo su mando, va tras el sospechoso y termina en las garras del asesino, quien no mata a sus víctimas de inmediato, lo que les da un poco de tiempo a Sam y sus colegas para hallarla antes de que el psicópata se la cargue.
Sam se siente culpable por no haberle hecho caso a la corazonada de Maya, y entre eso y la tensión lógica del contrarreloj, baja la guardia por un instante y es arrollado por un vehículo mientras suena en su estéreo un viejo tema de David Bowie, el que le da título a la serie. Cuando despierta, ya no está en 2006 sino en 1973. El mundo a su alrededor ha cambiado, y, a pesar de que teme despertar en cualquier momento, el cambio parece ser permanente. ¿Estoy en coma, estoy muerto o estoy loco? se pregunta Sam, quien en esta nueva realidad mantiene la apariencia física y la edad que tenía en 2006, aunque ya no es DCI sino DI (detective inspector) y de ahora en más deberá realizar su trabajo adaptándose a los viejos procedimientos y a la (falta de) tecnología de 1973, mientras trata de razonar una manera de regresar al siglo XXI a tiempo para ayudar a Maya.
El jefe de escuadrón en 1973 es el DCI Gene Hunt, un policía brutal y despiadado pero en el fondo de buen corazón, forjado en el mismo molde que Jack Regan, el protagonista de The Sweeney, una serie clásica de los años 70. Gene cree en sus corazonadas y no le importa tener que golpear a un sospechoso hasta que confiese o plantar evidencia si sabe que alguien es culpable. En esta realidad Sam ha sido transferido desde Hyde –otra dependencia policial– como parte de un operativo anticorrupción orquestado por Asuntos Internos, y pasa a ser el segundo al mando del escuadrón. Debido a sus delirios, desplantes y berrinches, el consenso general es que el recién llegado no tiene todos los caramelos en el frasco, pero lo toleran ya que sus métodos suelen ser efectivos. Claro, Sam conoce los titulares del diario de mañana, pero, como solía decir Tusam, la cosa a veces "puede fallar".
Life on Mars es una mezcla efectiva de thriller sobrenatural y policial tradicional, que por un lado nos ofrece casos que reflejan problemáticas de la época –por ejemplo, la violencia de los hooligans ingleses en los estadios de fútbol– y por otro nos mantiene en vilo con el misterio de qué es lo que está sucediendo realmente, ya que los acontecimientos del mundo "real" –es decir, el de 2006– suelen interferir con esta nueva vida de Sam de modos inesperados. Para enredar aún más las cosas, a lo largo de la serie Sam se va encontrando con padres, amigos y conocidos de su otra vida, pero no puede darse a conocer ya que en esta realidad también hay un Sam, aunque en edad escolar. Sí, sí, bastante complicado.
Y por supuesto, está el encanto de ver al pez fuera del agua, ya que Sam Tyler viene de un mundo políticamente correcto y cae en un escenario en el que muchas cosas que hoy damos por sentadas aún no existían –por ejemplo, tanto el acoso como el ninguneo que la pobre Annie Cartwright cotidianamente sufre de parte de sus colegas hubiesen hoy terminado con sanciones y tal vez un juicio millonario, pero en aquel momento la pobre mujer no puede hacer nada sino forzar una sonrisa– y por otra parte es inevitable que los métodos policiacos de 2006 se den de narices con los que emplean Gene Hunt y el resto del escuadrón en 1973. Y a pesar del drama y el misterio, también hay mucho humor, a veces sutil, a veces muy negro. Por todo esto, y por muchas cosas más que ni siquiera he mencionado, la primera temporada de Life on Mars no tiene desperdicio.
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