Editorial: Dark Horse
Año: 2008
Guion: John Arcudi, Edward Martin III, Chuck Pfarrer, Dave deVries
Lápices: Paul Gulacy, John B. Higgins, Ted Naifeh, Jim W. Somerville
Tintas: Moose Baumann, Dan Davis, John B. Higgins, Alex Niño
Color: John B. Higgins, Matt Hollingsworth, Steve Mattson, Matt Webb
Reseña: Hugo C
Dark Horse es la casa de las franquicias. Publica cómics de Alien, Predator, Star Wars, Terminator, etcétera. También supo publicar varias miniseries de The Thing from Another World, que toma su nombre de la película de 1952 y su remake de 1982, ambas basadas en una novela corta de John W. Campbell de 1938 titulada Who Goes There? Estas miniseries continúan la trama de la película de John Carpenter de 1982, así que antes de continuar le dedico un párrafo a la peli para que estemos todos en la misma página.
Advertencia: esta reseña contiene spoilers.
Un grupo de exploradores de una base norteamericana en la Antártida se enfrenta a una criatura extraterrestre que no sólo mata sino que asimila a sus víctimas, pudiendo asimilar su apariencia y sus patrones de pensamiento. El problema es que si la criatura se escapa (por ejemplo, tomando la forma de un ratón, un perrito o una tutuca) y llega a una zona con más densidad de población, game over, el mundo tal como lo conocemos se termina en unos pocos meses.
La película termina con la criatura aparentemente destruida y con MacCready y Childs (los últimos dos sobrevivientes) a punto de morir congelados, ya que no cuentan con los medios para retornar a la civilización, y tal vez sea mejor así ya que ninguno de los dos puede asegurar que el otro no sea la criatura.
En 1991 Dark Horse publica The Thing from Another World, una serie limitada de dos números que continúa el relato desde donde termina la película, y que a su vez es sucedida por The Thing: Climate of Fear, cuatro números publicados en 1992 que terminan de redondear la historia. A fines de 1993 publican otra miniserie de cuatro entregas, The Thing from Another World: Eternal Vows, que mantiene el concepto de la criatura pero tiene otros protagonistas. En ese mismo año se publica la última historia de la Cosa, ya no como un fascículo independiente sino como cuatro entregas dentro de Dark Horse Comics, números 13 al 16.
En 2008 Dark Horse publica un volumen integral de unas 300 páginas que contiene los cuatro relatos de la Cosa publicados hasta entonces. Acá va un breve recuento:
1. The thing from another planet. MacCready es rescatado por la tripulación de un ballenero japonés. ¿Y dónde está Childs? Misterio. MacCready vuelve al Outpost 31 para quemar los restos de la Cosa, pero es arrestado por un grupo de militares yanquis que por supuesto piensan que MacCready no tiene todos los caramelos en el frasco y lo arrestan culpándolo del incendio y la masacre. Uno de los marines toca los restos de la Cosa y chau, otra vez vuelta la burra al trigo, hasta que eventualmente los sobrevivientes son rescatados por Childs, que viene acompañado de un grupo de argentinos de una base cercana. Por supuesto que la Cosa sigue viva, y continúan las muertes y las asimilaciones… El guión de Chuck Pfarrer cumple apenas y es más bien anticlimático, mientras que el dibujo de John B. Higgins es por momentos una especie de Peter Kuper más o menos serio pero a la vez impresionista que más bien parece un borrador a color y provoca impresiones contradictorias.
2. Climate of fear. Continúa la historia de la miniserie anterior, ahora ya con MacCready y Childs en la base argentina y la Cosa asimilando al personal e incluso alguna que otra ovejita. Eventualmente volvemos a la misma situación del final de la película, es decir, a los dos sobrevivientes iniciales y a ver cuál de los dos es la Cosa. Lo bueno es que, a diferencia de la película, al final nos enteramos de quién se trata. El guión de Arcudi no es malo, pero por momentos uno se confunde un poquito. Ojo, a lo mejor soy yo, pero no sé. Los dibujos de Somerville son correctos pero la iluminación le juega en contra.
3. Eternal vows. La historia cuenta una serie de asesinatos en un pueblito de Nueva Zelanda. Un barco pesquero norteamericano, el Gettysburg, permanece detenido en el muelle hasta que se encuentre al culpable. Uno de sus tripulantes, Simon Powell, aprovecha el tiempo para estar con su novia Jenny. El sargento Rowan investiga pero no progresa y mientras tanto los cadáveres se siguen acumulando. Jenny se siente mal y su gato ya no la reconoce… La cosa comienza a desmadrarse cuando a Jenny le crecen unos tentáculos y la tipa se come al gato. Es entonces cuando oh, casualidad, llega MacCready y pone al tanto de la situación a Rowan y al capitán del Gettysburg. El guión de Dave deVries tiene la virtud de mostrarnos la historia desde el punto de vista del villano (la Cosa, Jenny, Holt, etcétera) y esclarecer un poco algunas de las reglas del juego, aunque de vez en cuando uno puede notar alguna que otra inconsistencia con respecto a la película y los cómics anteriores. ¿Era necesario forzar la reaparición de MacCready? No estoy muy seguro. El dibujo de Paul Gulacy siempre suma, y en este caso sirve para evitar mareos y confusiones.
4. Questionable research. Un helicóptero con un grupo de científicos a bordo regresa al Outpost 31 en busca de especímenes y otras materiales para investigar lo sucedido con la criatura. Cargan a ésta en el helicóptero y la llevan a bordo de su barco científico y volverla a congelar, pero al moverla un pedacito de la criatura se suelta, se descongela y sube al helicóptero. Ya en el barco, el pedacito infecta a una ratita, la ratita infecta a una de las científicas y otra vez se repite la historia. Los lápices de Ted Naifeh son más bien bocetos (flojitos, inacabados y con alguna que otra falla en la anatomía), aunque afortunadamente las tintas de Baumann (partes 1-2) y Niño (partes 3-4) y en especial el color de Murtaugh los levantan lo suficiente como para que no se interpongan en disfrute de un relato lineal y sencillo como el de una película de Jason Vorhees: víctima 1, víctima 2, víctima 3, confrontación final, oh, parece que la criatura pudo escapar, nos vemos en la próxima. (Al menos en esta entrega ya no aparece MacCready. Gracias, Edward Martin III.)Curiosamente, este último relato fue el que más disfruté. Supongo que va en gustos.
Listo. Y ahora la puntuación, algo más bien difícil en este tipo de integrales, que te amontonan en un mismo volumen manzanas y naranjas. A veeeeer… Si te tenés que privar de comer para comprarte este tomito, no, andá tranquilo al almacén y comprate un poco de pan y mortadela, todo bien. Si lo ves a buen precio, o te lo prestan, o te lo regala tu novia, dale sin asco. Al libro, no a tu novia. Bah, también, vos verás.
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